El cielo

Encontró un cielo que no tenía el mismo color, que no poseía la misma luz, era un cielo cieloso, inmenso, plano, en el que se podían ver las líneas imaginarias de greenwich y los paralelos latitudinales de la pérdida de cualquier referencia. Era un cielo geográfico. Y no tenía los mismos colores porque era amarillo y además despreocupado, sí, era un cielo sin preocupaciones, ausente de silogismos e inquietudes, calmo, salvo cuando se turbaba en disquisiciones sobre la cantidad exacta de aportación hídrica, inteligente, cuando regalaba un sábado tardío de viajes en el tiempo, siempre sobre un yacimiento arqueológico o sobre la casa de la Caína o de la Bernarda. Un cielo inmenso, despreocupado.
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Colibrí Lillith -
piedra -
Joselu -